viernes, 6 de enero de 2012

EL MEJOR AMANTE DEL MUNDO



Cuando nos conocimos no di un duro por él -Éste no me dura a mi dos telediarios-me dije.

Desde luego no fue un amor a primera vista, sin embargo, yo, que normalmente soy esquiva con los hombres y recelosa con las mujeres, a él me di totalmente, sin miedos , ni resquemores, y ya en el taxi lo tocaba levemente, acercándome a él con lascivia de gata , para volverle medio loco.

Ya en mi casa, fuimos directamente al dormitorio, lo desnudé y me desnudé, tan suave y dulcemente como pude, pues quería que fuese como la primera vez que siempre había soñado con tener y fue tanta la excitación que hizo nacer en mi, que, al abrirse el día, me despertaron los ecos de la mañana, maltrecha de amor y dolorida por tanta pasión, como pudo aguantar mi cuerpo.

Podría decirse que estaba hecho por y para el sexo, y que solo de sexo se trataba, y, sin embargo , me enamoré de él, de nuestras charlas hasta altas horas de la noche, de su facilidad para llevarme a lo más alto del placer , como la cosa más normal de mundo .


Lastima que un día, al despertarme , todo se hubiera acabado...porque todo se fue, con su ausencia. Pero duro poco, justo el tiempo que tardé en volver al sex-shop y encontrar un nuevo consolador, más moderno y con muchas prestaciones.

martes, 3 de enero de 2012

DOÑA ROSA

“No perdamos la perspectiva, yo ya estoy harta de decirlo, es lo único importante. Doña Rosa va y viene por entre las mesas del Café, como si le fuera la vida en ello. De vez en cuando aguza la vista, como si le fuera la vida en ello y luego , imperturbable y famélica , no para de andar, día y noche , como si le fuera la vida en ellos, en los clientes del café, sirviéndoles chocolate y churros aporrillados como los dedos de Don Cosme , que, artrítico , echa las cartas a la voluntad, diciendo medias verdades. El café se esquina a la vía que surge de la plaza, pero no la mira, Doña Rosa, que taconea como si le fuera la vida en ella , en esa plaza que hierve de vida, noche y madrugada, sirviendo a las mesitas que asienta , aguardiente y cubatas , para hombres sin corazón y jóvenes drogatas de medio pelo. “No perdamos la perspectiva- dice la dueña del café, a todos los allí congregados- y digamos cómo ha podido ser que cuando Doña Rosa ha parado, todos hemos muerto, porque nos ha faltado el ir y venir entre las mesas y el aguzar la vista y el servir cafés y churros, aporrillados, y el aguardiente y los cubatas, de los medio pelo”. “Digamos-llora, como todos- cómo nos quedamos todos aquí , medio vivos , en letanía culpable, viéndola siempre trabajando , sin parar, hasta caer reventada, sin hacer nada más que vegetar y tomar e irnos, vagabundos de una vida, que, sin ella, ya no será nada”.


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