
Siempre pensé que viviría cien años, mi madre lo hizo, también mi abuela, ¿porqué yo no?...Las mujeres de mi familia no entienden de reglas , ni condicionamientos sociales, por eso lo hice, por eso y porque sentía que jamás cumpliría mi sueño, ese infantil en el que arropaba muñecas de trapo, fingiendo que eran mías; en ese de adolescente donde lo buscaba a él, don perfecto, por todas partes, sin encontrarlo nunca ; en ese de mujer de mediana edad, soltera y cuidadora de su madre enferma, amarrada a casa y trabajo- de por vida- y por último, en el real y posible , cuando me monté en el avión para Estados Unidos con el dinero en una cuenta internacional-todo el dinero que había podido sacar de la venta de la casa familiar- y me encomendé a Dios y el diablo, para ser madre.
Sé que muchos me tildaron de loca, sé que el mismo doctor que hizo posible el milagro me llamó, en los medios, deshonesta y lianta, pero yo los abrazaba a ellos, los sentía junto a mi cuerpo y pensaba que cualquier poder que hubiera más allá de la tierra , sonreiría conmigo.
No he sido nunca una heroína, no he sido- muchas veces- más que payaso de feria, para televisiones y periódicos, incluso para mi propia familia, pero acepté las condiciones del contrato, acepté todas y cada una de sus clausulas, hasta el último punto negro del final, el cáncer que socavó mi alma y me separa irremediablemente de lo que más quiero.
Dicen que fui una inconsciente y ahora dejó a dos niños huérfanos, dicen que soy una mala madre por no pensar en ellos y ahora marcharme –así- solo por mi soberbia , minado el cuerpo por los tratamientos que me dieron, para fecundar un útero que ya dormía en la menopausia y hacerlo funcionar , a golpe de hormona pinchada y ovulaciones nacidas, de los medicamentos .
Sé que no soy una heroína, solo una mujer cualquiera, que se negó a envejecer , después de haber dado toda una vida al servicio de una madre, sin tener pareja, ni amor, solo deseos de ver inundados los ovarios por vida ;vida que se escapó en desafortunados encuentros, en tiempo perdido al lado de una cama o encerrada en la casa de una madre enferma, de unos hermanos que iban a su propio ritmo y que ahora han vendido, hasta la exclusiva de mi muerte
No crean que no pienso en mis hijos, que es lo único que me entristece, ellos y la perra de la vida que se reído en mi cara, urdiendo esta venganza de muerte, para dejarme bien claro , que yo antes la burlé a ella.
Solo lloró por ellos, a los que concebí por la ciencia, por el milagro de la vida nacida al amparo de un laboratorio ..pero piénsenlo, quién lo iba a saber, quiénes somos todos y cada uno de nosotros para prefijar nuestros sueños, solo por la edad o la condición, quién nos asegura que una madre de veinte años vivirá más que una de sesenta, o que el dinero que deje a sus hijos o la educación, será más duradera…
Yo lo siento por mis hijos, solo por ellos, porque de verdad que confié, hasta en ser abuela y no he vivido tiempo más feliz -lo juro- que unida a sus cuerpos y gozando con los mareos ,las fatigas o el palpitar de sus corazones, en lo profundo de mi cuerpo.
Quizás cuando somos mayores, se nos roban los sueños y eso hace que muramos por dentro, ahora yo también estoy muerta, físicamente muerta, pero mis dos hijos cabalgan juntos y contentos.
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