martes, 15 de diciembre de 2015

XVIII PREMIO INTERNACIONAL JULIO CORTÁZAR DE RELATO BREVE 2015 finalista

UN TIRO AL CIELO



"...Siempre supe que sería famoso, pues ya de niño se lo decía a los chicos y no pocos mamporros que me llevé por ello. Pero ve usted, finalmente, madre, me he salido con la mía, pues soy conocido en todas partes, siendo lo único que me pesa que la mala sangre de muchos, me hayan traído hasta aquí,  tan lejos de su cariño.
No crea que me olvido de las muchas cosas que hizo usted por mí. Pero ya ve lo que es la vida , a poco que crecí  , bien pronto que supe buscarme un trabajo  y enchaquetarme . Si no me la llevé conmigo  , no fue como dijeron las malas lenguas del pueblo ,  porque me mangoneara hasta hartarme ,  sino porque qué hubiera sido de usted en esta capital tan grande  ,  donde las mujeres de su edad están tan desesperadas por encontrar alguien que las dé un poco de cariño que son capaces de cualquier cosa . Que si yo le contara madre…Pero no , que ya debe saber por lo periódicos demasiado ,que a mi caso le han dado mucha publicidad. Mucho me debía de extrañar usted en aquella época que tuve  , que no paraba de trabajar,  ansiando que llegaran las Navidades y el verano para que retornara al pueblo . A su lado ,al calor de sus brazos y la hendidura de su cama, de pelo de borrego viejo . Me explicaba siendo bien chico ,que estaba relleno el colchón, de tiros al cielo, mientras me sobaba con lentitud , los testiculillos infantiles ,arrugados y fríos, que pronto se envelludarían con la llegada de la adolescencia  , para hincharse de deseo en cuanto la veía a usted quitarse la bata negra y desnudar sus carnes vencidas  , para meterse en la cama conmigo.
El psiquiatra de la prisión que viene cada poco a verme, me harta con sus teorías , para intentar explicarle, a la sociedad y a los familiares, de las que maté,  el porqué del asunto. ¿Sabe que más de uno dice que es porque usted abusó de mí? . Usted fue una buena madre . No crea eso que dicen que al monstruo lo alimentó usted de sus propios pechos  , porque yo solo he sido un enfermero de amor. Tal vez me pasé un poco , que no debía haberlas matado , pero me era imposible evitarlo , pues una vez en marcha la máquina que me impulsaba a actuar ,  ya era incapaz de parar  , hasta ver a la mujeres muertas entre mis brazos.
¿Y sabe lo más absurdo de todo?... Que digan que en cada una de las mujeres que mataba, la mataba un poco a usted. ¡Valiente idiotez!  , con lo mucho que yo siempre la he querido , que solo por ese cariño que me faltaba en la capital me busqué aquel trabajo por las tardes,  asesorando a señoras de su misma edad, que me entraban en su vivienda y en su vida, con amabilidad y confianza, abriéndome a la par las puertas de su casa y de su corazón.
Y de cada una de ellas me enamoraba, como siempre estuve enamorado de usted, y en cada una de ella veía su reflejo, sus carnes flácidas y sus pechos hechos al cuenco de mis dedos. Esa risa ronca, profunda,  cuando me frotaba contra usted y esa energía infinita, tan desacostumbrada en las muchachitas de hoy, que mismamente parece que con dar su juventud, ya han cumplido en el amor por entero.
No, no es cierto, que las odiara. Aunque tal vez mi cariño fuera desmedido. Pero ya ve, aún así, no me ha ido mal, porque con los compañeros de prisión casi ni me trato. Estoy alejado de los comunes y los que son como yo, evitan mi compañía,  al igual que yo evito la suya.
Nunca pensé que tuviera un problema, pues con los funcionarios me trato de igual a igual. No he llegado nunca a ser chivato ,  no por falta de ganas  , sino por temor a las represalias del que no tiene nada que perder , que aquí hay tipos que no saldrán nunca , mire usted si les puede dar igual o no que les sumen unos pocos años más por rebanar una nueva vida . Pero no es ese mi caso ,afortunadamente , pues debe saber  , madre ,  que por buen  comportamiento , buen hacer de mi abogado , al que no olvido , y las telarañas legales , en pasando unos tres años más  , estaré fuera de aquí , para retornar a mi antigua vida.
Ya me tienen incluso ofrecido escribir un libro, con alguien que me asesore. No se me asuste, que sabe bien que no soy malo en las letras y en la escuela era uno de los mejores. Pero dicen estos de las editoriales que para escribir y vender el libro,  que es lo que les interesa a ellos, se necesita alguien que tenga oficio, vaya usted a saber qué querrán decir exactamente con eso.
En fin, a lo que a mí me interesa, que me van a dar trabajo y dinero en cuanto salga de aquí. Que seré aún más famoso, pues ya lo soy un tanto,   y envidiado, y todo por no aguantarme las ganas de hacer felices a las mujeres de una edad y complacerlas en sus más mínimos deseos, por muy secretos e inconfesables que fueran.
Y es que yo la he querido y la quiero mucho a usted  , madre , que no se me va de la cabeza ni por un momento  y ahora que estoy en el patio escribiéndole esta carta mentalmente , como siempre hago antes de hacerlo por escrito , no me quiero callar nada ,  y sintiendo como estoy sintiendo el sol en los ojos cerrados , menos , porque de tan feliz que soy se me sube el calor a la cabeza y me entran ganas de gritar y asustar a los otros con los que comparto esta  media hora de asueto..."
-¡Mataviejas, eh, mataviejas!-se escucha un grito.
Siente el peligro a sus espaldas y ese instinto puramente primitivo, sin refinar, que siempre le ha acompañado, le hace darse la vuelta rápidamente, solo una décima de segundo tarde, para evitar que la piedra que le ha tirado Felipe Montés, uno de los reclusos más peligrosos, impacte contra su cabeza de rizos negros, llenando sus manos de sangre, al contacto con la herida.
El odia la sangre . La odia desde que puede recordar , por su olor dulzón y su tacto pegajoso  , y  jamás  , por pequeña que haya sido su víctima , pues solo con tres años ya asfixiaba a los gatitos que paría la gata de su madre , nunca ha derramado su sangre .
Medio mareado y temiendo desmayarse , ve acercarse a Enrique " el tiznao" y Daniel Mejías a su encuentro, y sabe que lo que siempre temió está a punto de llegar. Vienen a acabar con su vida, se les ve en los ojos de muerte que llevan. Grita como un poseso , como un cerdo sabedor de su destino y de que nada puede salvarlo , mientras recibe la primera de las puñaladas  , proferida con un trozo de sierra . Grita más fuerte, al cielo seco. Ve a los funcionarios , amenazados por Mejías con algo que no puede distinguir , retirándose a la seguridad de su caseta, donde se encierran .
-¡¡¡¡¡Hijos de mala perra!!!!!- masculla con saliva amarga.
Los demás presos hacen una rueda a su alrededor, gritando para animar al "tiznao", que le ensarta una y otra vez, con el trozo de sierra bien afilado...Se huele el miedo como si tuviera vida.
"...Madre, ahora que sé que voy a morir. Que nunca más nos veremos. Es por eso que quiero terminarle esta carta, aunque sea mentalmente,   mientras este animal, que mata con la misma saña que los depredadores, sin aprecio ni cariño, acaba conmigo ...
Ya sé que nunca volveré a su lado , pero no estoy triste , ni frustrado , aunque un poco sí ,  que ya veía mi nombre impreso en letras doradas en la estanterías de una librería . ¡Madre qué gusto! , no me lo niegue , escritor yo , yendo a las tertulias de la tele a sacar todos los trapos sucios y a las conferencias de prensa y todo lo que ya nunca veré ,  porque el gitano está sobre mí claveteándome con saña , embabándome la cara . Mira al cielo, mientras se para porque acaba de romper la sierra , al empujarla contra una de mis costillas, que ha estallado en el pecho, dejándome tan asfixiado y yermo como las mujeres que yo mataba.                                                                                      -Déjame ya - me dan ganas de decirle .-¿No ves que estoy muerto?
Pero él, sigue en su afán, estrangulándome , mientras que yo no siento ya nada, más que su ausencia, madre . Cuando se va dando cuenta de que la presa se le escapa, me alza un poco la cabeza con sus manos rudas y rojas de mi propia sangre , para decirme al oído:
-Te manda recuerdos la Susanita...
Y como un proyectil me llega al cerebro su cara pálida y sus carnes escasas . El azulón vahído de sus ojos y el deseo sin freno de debajo de sus faldas . Me hiere el orgullo  , pues jamás nadie entenderá mi muerte . Nadie comprenderá que no morí por la ley de la cárcel , ni por venganza de una hija , pues maté a la madre de Susanita . Pero fui antes amante de ella . No pudo perdonarme nunca , no ya que matara a su madre ,  sino que la abandonara a ella por los pechos flácidos , las carnes blandas y los deseos de una mujer completa , prefiriéndola a  una niña asustadiza. 
-Las mujeres no perdonan y una de ellas te dará la muerte, aunque yo no lo vea - me  dijo usted muchas veces, madre. - Siempre serás, Antoñito , un tiro al aire.

Y bien que me lo demostró  , cortándose las venas las primeras navidades que no volví a su lado , condenándome por siempre a vagar en busca de otras ,  que me devolvieran el calor de  sus pechos flácidos , sus carnes viejas , y la hendidura de su cama , colchón de borrego viejo.  

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